
Cómo proteger tu piel del cloro y del sol de las piscinas
Protección contra el cloro
El cloro es un desinfectante utilizado en la mayoría de las piscinas para eliminar bacterias y mantener el agua limpia. Sin embargo, el contacto prolongado con el cloro puede provocar sequedad y daño en la piel, dejándola áspera, irritada y deshidratada.
Una de las primeras medidas preventivas es ducharse antes de entrar en la piscina. Esto ayuda a reducir la absorción de cloro, ya que tu piel ya estará limpia y no absorberá tanto del agua tratada. Además, aplicar una capa de crema hidratante o aceite antes de entrar en el agua puede actuar como una barrera protectora, evitando que el cloro entre en contacto directo con la piel.
Después de nadar, es importante no usar agua caliente, ya que esto puede empeorar la resequedad. Una vez fuera de la ducha, aplica una crema o loción hidratante que contenga ingredientes como aloe vera o glicerina, los cuales son conocidos por sus propiedades calmantes y humectantes.
Protección solar: bloqueadores y accesorios
El sol es otro de los grandes enemigos de la piel cuando se disfruta de un día en la piscina. La exposición prolongada puede resultar en quemaduras solares, envejecimiento prematuro y, en casos más graves, aumentar el riesgo de cáncer de piel. Es crucial protegerse adecuadamente antes de tomar el sol o nadar en piscinas al aire libre.
Para evitar los daños del sol, siempre aplica un protector solar de amplio espectro, que proteja tanto de los rayos UVA como de los UVB. Asegúrate de elegir un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, y aplica una cantidad generosa en todas las áreas expuestas de la piel, incluyendo la cara, el cuello, las orejas y la parte posterior de las manos. Reaplica cada dos horas, especialmente si estás en el agua, ya que el cloro puede eliminar los efectos del protector solar.
Además de los bloqueadores solares, los accesorios pueden ser de gran ayuda. Usar un sombrero de ala ancha o una visera puede ofrecer una protección extra para el rostro y la cabeza. También es recomendable usar lentes de sol para proteger los ojos de los dañinos rayos solares. Si pasas mucho tiempo al aire libre, optar por ropa de baño con protección UV es una excelente opción.
Cuidado continuo de la piel
La exposición constante al cloro y al sol puede deshidratar la piel, por lo que es fundamental hidratarla adecuadamente todos los días. Utiliza una crema hidratante que reponga la humedad que tu piel pierde por la exposición al agua y al sol. También es importante beber mucha agua para mantener tu piel hidratada desde el interior.
Si notas que tu piel se irrita o enrojese, especialmente después de nadar en una piscina con alto contenido de cloro, es recomendable aplicar gel de aloe vera o cremas específicas para calmar la piel. Estos productos tienen propiedades antiinflamatorias y ayudan a reducir el enrojecimiento y la irritación.