Clima templado: protección sin aislamiento extremo

Si vivís en una zona donde las temperaturas durante el otoño e invierno no descienden demasiado, podés optar por cubiertas livianas, fáciles de colocar y quitar. Las cubiertas de malla o lona liviana son perfectas para evitar la acumulación de hojas y residuos, sin generar sobrecalentamiento del agua. Además, estas cubiertas permiten cierta circulación de aire, evitando que el agua se vuelva verdosa por estancamiento.


Clima frío o zonas con heladas: máxima protección térmica

En regiones con inviernos rigurosos o con posibilidad de heladas, es fundamental optar por cubiertas de invierno más gruesas, con propiedades térmicas. Estas cubiertas no solo impiden que la suciedad llegue al agua, sino que también actúan como una barrera contra el congelamiento, evitando daños en cañerías, filtros o revestimientos. Algunas incluso están diseñadas con materiales multicapa, con aislantes térmicos similares a los que se usan en la industria automotriz o de la construcción.


Piscinas climatizadas: retención del calor y eficiencia energética

Si la piscina se utiliza durante todo el año, una cubierta térmica o isotérmica es indispensable. Estas cubiertas ayudan a retener el calor acumulado durante el día, minimizando las pérdidas de temperatura durante la noche. Esto se traduce en un ahorro considerable en consumo energético, ya que el sistema de climatización trabajará menos para mantener la temperatura ideal del agua.


Frecuencia de uso: ¿manual o automática?

Si la piscina se usa esporádicamente en invierno o directamente no se usa, una cubierta manual puede ser suficiente. Sin embargo, si el uso es frecuente y se desea comodidad, las cubiertas automáticas o enrollables son una excelente inversión. Se operan con solo pulsar un botón y se adaptan a distintas medidas, además de ofrecer un acabado estético más sofisticado.


Consideraciones de seguridad

No todas las cubiertas ofrecen el mismo nivel de seguridad. Si hay niños o mascotas en casa, es indispensable elegir una cubierta reforzada, con materiales que soporten peso y que queden perfectamente fijadas a los bordes. Estas cubiertas no solo evitan accidentes, sino que también desalientan el uso no autorizado de la piscina.


Criterios estéticos y de integración paisajística

Actualmente hay una amplia variedad de modelos y colores que permiten elegir cubiertas que armonicen con el entorno. Existen opciones que se mimetizan con el entorno, cubiertas retráctiles, planas o incluso estructuras corredizas con techos de policarbonato, ideales para jardines modernos.

Elegir la cubierta de piscina ideal implica conocer bien tus necesidades, el entorno climático y las posibilidades de uso de tu piscina durante los meses fríos. Invertir en una buena cubierta no solo mejora el mantenimiento, sino que puede ampliar las posibilidades de uso durante todo el año.